Designaholic | Bitácora del Buen Diseño: 5 Motivos para visitar The Design Museum

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Bitácora del Buen Diseño: 5 Motivos para visitar The Design Museum

Siempre he pensado que la mejor manera de descubrir la verdadera esencia de una ciudad es visitando sus mercados, recorrer su centro histórico y asombrarse con sus museos. Para mí, como diseñador, The Design Museum es una de esas joyas encubiertas por lo intimidante pero majestuoso de una gran ciudad que desearía todos pudieran disfrutar. Es por eso que comparto contigo 5 Motivos para conocerlo apenas visites el Reino Unido.

Fundado en 1989 y reubicado en el 2016 con el objetivo de ofrecer mayores salas de exposición y espacios educativos, The Design Museum es un proyecto de más de ‎45 millones de libras (alrededor de 63 millones de dólares americanos) recaudados gracias a diversos donatarios y campañas para conseguir fondos.

1. Es interesante y reflexivo

En este museo, no solo se aplaude al diseñador detrás del objeto que ve miles de visitantes pasar ante él, también celebra la relevancia del proceso de fabricación y aquellos que le dan un rostro, y reconoce al usuario como motor principal para el diseño, en una relación que ha ido evolucionando a lo largo varios años. La interacción entre los tres actores importantes en la disciplina del diseño se ve materializada en su exhibición permanente, ‘Designer Maker User’ donde reúne cerca de mil objetos utilizados en distintos momentos de los siglos 20 y 21. Recorrerás distintos puntos en la cronología de la manufactura, que van desde el uso de madera en talleres artesanales para la creación de sillas hasta el uso de las impresoras 3D para prótesis y órtesis de bajo costo.

La exhibición “Designer, Maker, User” reconoce la importancia de los procesos de manufactura en el desarrollo de productos de diseño.

La exposición ahonda en el análisis del diseño desde distintas disciplinas como la ingeniería y la arquitectura y no únicamente desde “el lugar común” del diseño industrial y gráfico siendo fiel al principio intrínseco de interdisciplinariedad. La exhibición reconoce la conexión directa del arte con el diseño, sobre todo como antecedente de composición y forma, pero define de manera casi precisa las diferencias entre uno y otro.

Propone distintos puntos de análisis para generar debate, cómo hacer énfasis en el doble uso del diseño, como un medio para hacer el bien o el mal. La exhibición es clara en cómo el diseño ha ido evolucionando junto a la humanidad y sus necesidades, pero también reconoce que una definición certera y precisa de lo que es el buen diseño sigue siendo debatible en sus particularidades pero no en lo general. La galería es congruente al darle la importancia que merece a cada uno de los individuos involucrados en el proceso de prefiguración, manufactura y uso de los productos, reconociendo al diseño como una disciplina con métodos iterativos y participativos.

2. Es incluyente

La galería está diseñada para atraer, entretener y enseñar a todo tipo de visitantes. Niños, jóvenes, adultos, personas con discapacidad motriz, intelectual o auditiva, personas de distintas nacionalidades y con diferentes niveles de expertise en diseño; gracias al uso de un lenguaje simple, animaciones sencillas y una curaduría impecable, todos interactúan de manera amigable con las exposiciones.

No importa cuál sea tu profesión, seguramente te maravillaras con la arquitectura de este edificio de los años 60, acondicionado para albergar este museo. Su biblioteca, tiendas, cafetería y galerías ofrecen opciones para distintos ánimos y personalidades.

3. Es nostálgico…

Si eres diseñador, seguramente recuerdas la primera vez que escuchaste hablar de la Bauhaus, de la importancia de Braun, la silla de Thonet o la de Memphis, las máquinas de escribir Olivetti en las que (dependiendo tu edad) realizaste varios proyectos, o te maravillas con la forma tan extraña del Juicy Salif de Philippe Starck. Tal vez recuerdas aquella lección de tipografía o ilustración donde repasamos el increíble branding de las distintas ediciones de las Olimpiadas o alucinaste con el impecable diseño de la señalética del metro de Londres. Quizás recuerdes tus primeros bocetos de figurín, tu primera clase de fotografía o programación, o tal vez seas un entusiasta de marcas como Sony, Apple o Nintendo. ¿Qué mejor que tener los productos que estuvieron presentes durante tu formación sólo como una idea ahora frente a ti?

Si eres de cualquier otra disciplina, no serás ajeno a encontrar recuerdos en esa colección de casi mil objetos que tus abuelos, tus padres, tú o tus hijos han utilizado. Cualquiera que sea tu caso, hallarás un despliegue del valor perceptual de “las cosas de todos los días”, de dónde vienen y cuál parece ser su futuro. En mi caso, me recordó a mis maestros, a mis compañeros y a por qué me enamoré del Diseño desde el primer día en que lo comprendí y adopté por completo.

4. ¡Es dinámico!

Además de la exhibición permanente de “Designer, Maker, User”, The Design Museum cuenta con talleres de todo tipo que van agendando durante el año. En mi visita, un grupo de jóvenes aprendía a reconocer el poder las palabras y el cartel como forma de comunicación directa. Estos talleres no se limitan a cursos cortos dentro del museo, sino que The Design Museum cuenta con todo un sistema de capacitación en resolución de problemas y pensamiento creativo que lleva a escuelas primaria, secundaria, programas de innovación, investigación y desarrollo.

El museo cuenta con galerías temporales que muestran la relevancia del diseño en distintas partes del mundo y en distintas épocas de la historia, remarcando la influencia del mismo en la vida contemporánea. Asimismo, las exposiciones invitan al visitante a interactuar con ellas, desde escuchando una historia, jugando con objetos impresos 3D, y hasta “modelando ropa virtual” en tiempo real.

5. ¡Es gratis!

La gran colección de textos y objetos de diseño que puedes encontrar en las dos tiendas de The Design Museum es una perfecta oportunidad de adquirir artículos que no encontrarás en muchos partes del mundo, reunidos en un solo lugar y además apoyando a la difusión del diseño, manteniendo la entrada al museo gratis.

Y bueno, un pensaría que tanto qué ofrecer debe conllevar un precio muy alto (sobre todo estando en Londres) o que necesitarás de una credencial de estudiante para tener un descuento que disminuya el impacto a tu presupuesto; y no, la entrada al Design Museum es totalmente gratis. Salvo por las exposiciones temporales que son traídas por diferentes inversionistas y colaboradores alrededor del mundo, uno puede disfrutar la exposición permanente, visitar las dos tiendas de artículos de diseño y la cafetería sin pagar un centavo.

Se invita al público a donar (idealmente) £4 libras para mantener el museo con la entrada libre, pero también puedes apoyar adquiriendo artículos en sus tiendas. Te reto a que te vayas sin adquirir por lo menos un botón ¡Yo quería llevarme la tienda entera! (Pero solo compré un libro y una taza, por ahora).

Si eres diseñador, The Design Museum es el lugar donde te re-encontrarás contigo mismo, recordarás lo que es el diseño, lo que te llevó y mantiene en él. También es una oportunidad de dotar al mundo de una nueva mirada hacia los objetos, imágenes, interfaces y espacios que nos rodean todos los días. ¿Quieres saber lo que es el diseño? Te invito a visitar este museo y a (re) descubrirlo por ti mismo. Valdrá la pena cada segundo invertido en él.

Este post fue publicado por primera vez el 17 de septiembre del 2017.

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