Designaholic | Bitácora del buen diseño: ¿Qué es Diseño?

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Bitácora del buen diseño: ¿Qué es Diseño?

Cualquiera que sea nuestro dominio gramatical, semántico o lingüístico, es muy probable que demos por sentado el uso de una palabra, que la apliquemos en distintos contextos y hasta la modifiquemos sin perder el sentido original, adueñándonos por completo de ella y compartiendo su significado abstracto en la sociedad con la que interactuamos. Identifica una palabra como esta y pregúntate ¿qué quiere decir realmente (sin acudir al diccionario)? y tal vez no puedas ir más allá de ser redundante. ¿Alguna vez le has pedido a alguien que defina la palabra desmenuzar? Inténtalo, y presta atención a cómo te explican el significado.

La Real Academia Española define Diseño como “Traza o delineación de un edificio o de una figura / Proyecto, plan que configura algo… / Concepción original de un objeto y obra destinados a la producción en serie…/ Forma de un objeto / Descripción o bosquejo verbal de algo / Disposición de manchas, colores o dibujos que caracterizan exteriormente a diversos animales y plantas”. ¿Es esta definición suficientemente descriptiva y vigente?

Como profesor de Diseño, he tenido la fortuna de ser parte de la formación de estudiantes en distintos niveles, desde educación básica hasta universidad. En mis clases, suelo “romper el hielo” (además de la protocolaria presentación del grupo, profesor y objetivos del curso) haciendo una pregunta directa con deseos de recibir una respuesta honesta y contundente: ¿Qué es diseño?; en mis nueve años de docencia nunca recibí tal respuesta. Lo más inquietante es que tampoco la he encontrado en profesionales, por lo menos no una respuesta holística. Esto me llevó a pensar en las posibles razones:

Especialización
Nunca olvidaré encontrarme en el auditorio de una universidad, listo para escuchar a una de las promesas que la institución anfitriona decía era importante seguir. Su conferencia se titulaba “El Diseño Hoy” y su objetivo era dejar en claro el estado del arte en el que se encontraba el Diseño en la ciudad donde acontecía el evento. Mi sorpresa fue, que habló únicamente del Diseño Gráfico; solo escuchamos de ilustración, un poco de semiótica y de cómo otras profesiones usurpaban el área del diseño por unos pesos menos. Sin duda, el título de la ponencia era demasiado ambicioso, por no decir engañoso.

La explicación de lo que es el Diseño bajo la lente de una sola de sus especialidades hace ignorar al profesionista (y al tan “infame” cliente) el propósito último de esta disciplina. El diseñador gráfico, de modas, multimedia e industrial (por decir algunas especialidades) suelen fallar en la explicación de lo que su gremio realmente hace de manera holística.

Uso social
Debido a moda, cultura popular o costumbre, utilizamos las mismas palabras invariablemente en uno u otro contexto, incluso en uno u otro idioma. Tal es el caso de la palabra bizarro, que mientras en inglés denota algo inusual o extraño, en español significa valiente, generoso y espléndido (¿Lo sabías?).

Diseño es una palabra que resulta práctica de emplear como sinónimo de belleza, unas veces de simplicidad y algunas otras de algo que las personas simplemente no pueden explicar pero “se ve bien”. Nada más lejano a definir diseño que su mera relación con la estética o apelar al típico “el Diseño es subjetivo”, pero esa es historia para otra lectura.

Uso operacional
Otro factor determinante en la definición de Diseño, es el uso operacional que se le da a la palabra en distintas disciplinas, como la ingeniería, arquitectura o incluso lo que el status quo defina como tal.

Según Luis Rodriguez Morales, autor del libro “Diseño: Estrategia y Práctica” (el cual recomiendo ampliamente) existen tres niveles principales de la forma: lo funcional, lo tecnológico y lo estético. Es común encontrar personas que ignoran la relevancia de la funcionalidad en un producto “De Diseño” (lo cual causa confusión al diferenciarlo del arte-objeto) y por consiguiente, desconocen los requerimientos tecnológicos que lo componen.

Basándonos en la afirmación de Rodríguez Morales, podríamos analizar, sintetizar y decir que, por ejemplo, la ingeniería carece de conocimiento e interés sobre experiencia del usuario (UX) como factor relevante en la optimización y funcionalidad de un producto. Similar ocurre con el Diseño y la mecánica de materiales para la correcta selección de tecnología a aplicar en una propuesta. Esto puede clasificarse como ignorancia no culpable, sin embargo, es responsabilidad del profesionista y estudiante apelar a la interdisciplinariedad para llenar esas brechas de información en sus proyectos.

Por supuesto el significado de estética es meramente enfocado a la belleza en el ámbito artístico, mientras que en el diseño podría involucrar funciones indicativas y ergonómicas muy relacionadas a lo funcional. La ingeniería podría considerar suficiente que un producto cumpla con la función para la que fue creado, sin embargo, dentro de la disciplina del Diseño se aspira a lograr una mejor usabilidad y no solo a la funcionalidad per se.

Uso académico
Los académicos del Diseño hemos fallado en difundir su significado a nuestros estudiantes, tanto en su valor connotativo como denotativo. Esto pudiera deberse a que damos por sentado la comprensión del concepto después de mencionarlo en una o dos clases en los primeros semestres de su formación, cuando en realidad debería vivirse en cada uno de los proyectos que realicen.

Otro motivo importante es el enfoque que las instituciones educativas han impulsado en sus planes de estudio, el cual, si pudiéramos dar un porcentaje aproximado de dedicación, se basa 80% en la producción de objetos, imágenes, interfaces o espacios, un 15% en investigación y 5% (con mucha suerte) en estrategia.

El ignorar la calidad estratega del diseñador nos convierte en un gremio ajeno a la interdisciplinariedad. Esto debe ser esclarecido a los estudiantes cuanto antes y sobre todo, nivelar esos tres enfoques en el abanico de posibilidades de acción para el diseñador. Una de las mayores repercusiones a esta ignorancia es la confusión con las disciplinas artísticas. El diseñador puede generar conocimiento, el diseñador puede generar productos, imágenes e interfaces, pero también puede (y debe) enfocarse en generar estrategias.

Tanto docentes, como profesionales y estudiantes debemos salir de la zona de confort del Design Thinking e involucrarnos más con “nuevas” metodologías como la Biomimética, el Análisis de Usabilidad, el Diseño Estratégico y el Diseño Inclusivo.

Lo que sí es Diseño
Sin duda, uno de los conceptos que no han quedado claros como atributo a lo que sí es diseño, es el de la creatividad. Ser una disciplina creativa significa que tras un análisis de las posibilidades factibles, proponemos, elegimos y desarrollamos la alternativa más confiable, eficaz y eficiente, resolviendo un problema humano de manera asertiva, a través de un método objetivo. Es así, como uno de los conceptos más utilizados en el argot de las humanidades y las artes (sobrevalorado por algunos y menospreciado por otros) aporta la esencia de lo que sí es Diseño.

El Diseño es la disciplina que identifica las necesidades o problemáticas de un individuo o comunidad, y las satisface a través de productos (imágenes, objetos, espacios o interfaces) o estrategias, atendiendo sus requerimientos funcionales, estéticos y tecnológicos, considerando los principios éticos y de sustentabilidad intrínsecos de cualquier propuesta o proyecto.

Definitivamente, se antoja complicado elaborar una definición que encaje en cualquier contexto, pero el párrafo anterior podría ser el punto de partida y lo mínimo indispensable a responder la siguiente oportunidad que tengas que explicar lo que es Diseño.

Te invito a compartir conmigo tu propia definición, y con suerte, iniciemos una discusión productiva que nos lleve poco a poco a acotar de mejor manera esto que nos une a ti y a mi en esta lectura, el Diseño.

Este post fue publicado por primera vez el 11 de diciembre del 2016.

 

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