El zipper es uno de los productos que si no hubiera sido inventado nuestro mundo sería muy diferente a como lo conocemos hoy en día. En sí, este mecanismo se inventó para facilitar el cierre de las botas altas, como sustituto de las largas agujetas y ojales de finales del siglo XIX.

La idea inicial surgió en 1851 por el mismo inventor de la máquina de coser, Elias Howe, una serie de ganchos que se ponían en los lados de la ropa y se ataban, pero no solucionaban el problema de las largas agujetas, hasta que en 1893 por el mecánico Whitcomb Judson, quien patentó su cierre y lo exhibió en la Exposición Mundial de Chicago, pero fue ignorado completamente.

No fue hasta 1913 que el ingeniero eléctrico Gideon Sundbach fabricó un mecanismo similar pero más pequeño y ligero, muy similar a lo que conocemos ahora, pero con el problema de oxidarse al estar en contacto con el agua. Tuvieron que pasar más de 20 años para que este mecanismo llegara a ser como lo conocemos.

Al inicio la cremallera o zipper, nombre que se le dió por el sonido que hacía al abrirse o cerrarse, sólo se usaba en botas, bolsas de tabaco y sacos de correo, hasta que durante la Primera Guerra Mundial un sastre tuvo la idea de usar este invento en los monederos de los marinos, y fue así como poco a poco su uso fue extendiéndose, primero a objetos que no necesitan lavarse, por aun no estar resuelto el problema del óxido, y ya que fue resuelto este problema los zippers llegaron a ser parte esencial de nuestra vida diaria,

Hoy en día, la fábrica de zippers más importante a nivel mundial es YKK, ubicada en Tokio, y con una producción de más de 2000 zippers diarios, tanto así que es probable que si revisas los zippers que tienes cerca puedas encontrar sus iniciales.