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Percepción: Objeto

Todos los días interactúas con objetos, los utilizas. Convives con ellos a un grado en el que ya ni siquiera logran ser percibidos. Pero piensa algo, en la ultima vez que admiraste un objeto. Tal vez apreciaste su calidad, su sencillez, lo que podías lograr con el, lo que no podías lograr. Su forma, su color, su peso, su tamaño, su función, su construcción. Si lo piensas bien, lo que has admirado, seas o no diseñador, son las decisiones que un equipo de personas tomaron y plasmaron en un conjunto que por sus características, complejamente puede definirse como objeto (1).

El objeto es disfrutado más por unos que por otros, hay personas que simplemente los coleccionan, los evitan, les son indiferentes. Los objetos son interacciones diarias que tenemos con el entorno, son herramientas para cumplir actividades, son ornamento, son complemento. Son el principal foco de varias profesiones, y el centro de atención de toda una industria. Son parte, son todo. El objeto es un punto perfecto de reflexión que pocas veces es reflexionado. No es equívoco pensar en el objeto como tal, disfrutarlo, apreciarlo, valorarlo. Ser materialista a un grado no banal ni económico, sino meramente simbólico por lo que éste representa.

 

Gran parte de la historia se ha contado mediante el objeto, y en la actualidad los objetos se relacionan directamente con todas nuestras actividades, ayudan a poder hacerlas, hacerlas mejor. Y algunos valoramos esto. Personalmente encuentro gusto en cada objeto que adquiero, placer que se extiende desde la función hasta la morfología del mismo. En el fondo los objetos poseen un raciocinio equivalente a mi impulso por adquirirlos, por comprenderlos. Disfruto de un encendedor, un reloj, una botella, un bolígrafo. Disfruto más lo mecánico que lo electrónico, lo bien pensado, lo sutil, lo que ayuda. Disfrutar piezas clave en la historia del diseño, en la historia del hombre, disfrutar soluciones ingeniosas a problemas culturales, sociales y económicos traducidas a objetos. Disfrutar sólo por el hecho de apreciar algo, lejos de la crítica, de la perfección. El objeto se presta para hacer analogía, interpretación, comedia, drama, conversación. Es algo a lo que se traducen, nuevamente, cientos de decisiones tomadas.

Desde mi percepción el objeto en sí está siendo devaluado. Tal vez por ser un resultado tangible en un creciente entorno de enfoques intangibles, tal vez por recurrente falta de fundamento en el mismo. Ya no se aprecia ni se disfruta, sólo se genera, se critica, se consume. El objeto siempre ha estado, y continuará estando ahí, por lo que vale la pena darle importancia. Es correcto que tal vez existen más de los que necesitamos, pero, ¿qué necesitamos y qué simplemente adquirimos? ¿El objeto actual es un medio o un fin?

En un contexto contemporáneo, lo que disfrutamos de un objeto es lo que nos permite lograr. El qué sin importar el cómo, el con qué. Lo usamos, por ejemplo, para definir actividades. Pregonamos «Ver la Televisión», cuando lo que menos observamos es el objeto en sí, sino el contenido transmitido mediante el mismo. «Los objetos se han vuelto hoy mas complejos que los comportamientos del hombre relativos a los mismos» (2).

 

Pensemos en nuestro objeto favorito, el porqué lo consideramos especial. Pensemos el último objeto que hemos apreciado, analizando todo lo que implica, otorgándole un sentido distinto a nuestra profesión, sin importar el enfoque, lejos del ego. El arquitecto valora el edificio así como el diseñador respeta el objeto. De cierta forma el diseño es la arquitectura de las cosas.

El objeto en sí tal vez no es necesario, pero nos guste o no estamos rodeados de estos. Por ello debemos darle sentido, valor, importancia, ser mas selectivos con el desde la creación hasta el consumo. Aprender a disfrutarlo, entenderlo, valorarlo, y sólo entonces, poseerlo.

-Adolfo Navarro.

 

(1). Según la RAE, un objeto es. «Cosa material inanimada, generalmente de tamaño pequeño o mediano, que puede ser percibida por los sentidos.” «Todo lo que puede ser materia de conocimiento o sensibilidad de parte del sujeto, incluso este mismo”

(2). Jean Baudrillard, «El sistema de los Objetos». Siglo veintiuno editores. 

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