Diseñando mi camino: Explorando nuevos mundos dentro del diseño en México
Algo que siempre me ha llamado la atención del gremio del diseño industrial en México es la forma en la que todos se inclinan por el diseño de mobiliario e interiores. Pareciera ser que el día de nuestra graduación de la universidad nos dijeron “hagan muebles” y en automático todos dijimos que sí.
No puedo más que preguntarme: ¿Acaso es lo único que se puede hacer? ¿No es contraproducente tener tanta oferta y tan poca demanda? ¿Nadie se está dando cuenta que nos estamos comiendo entre nosotros?
Me cuesta mucho trabajo aceptar que solo nos podemos dedicar a eso. En la universidad nos enseñan que podemos convertirnos en expertos en cualquier tema, para entonces poder diseñar la mejor solución ante cierta problemática que concierne a este. Entonces, ¿por qué el único tema que queremos tocar es “la silla” y el único problema que queremos resolver es cómo sentarnos en ella?
Este cuestionamiento nos debería de preocupar a todos, sobre todo a las nuevas generaciones que están siendo educadas por esta primera generación de rockstars del diseño. Como todo en la vida, debemos evolucionar e intentar explorar nuevos territorios. No podemos quedarnos con la idea de que si un modelo de negocio le funcionó a una generación también nos va a funcionar a nosotros.
Tomemos un segundo para recordar la última feria o evento de diseño en México al que asistimos. Lo que hace algunos años era emocionante y fresco, hoy en día es más de lo mismo; es otra maceta facetada, otra silla hecha de madera maya recuperada de la selva. ¿No creen que sería más emocionante ver propuestas nuevas, objetos nunca antes vistos o experiencias sensoriales que trascienden al objeto mismo? ¿No nos gustaría entrarle tal vez al mundo de la tecnología?
Creo firmemente en que un diseñador debe seguir a su corazón, y si este nos dice que hagamos muebles, adelante. Pero también creo que de vez en vez hay que escuchar a nuestro cerebro y sobre todo a las demandas del mercado. ¿Qué es lo que quiere la gente? ¿Qué cosa nos está faltando? ¿Hay algún modelo de negocio que no esté explorado?. Recordemos que las marcas, despachos y estudios que más éxito tienen son las que se atreven a romper el molde y salirse de lo establecido por las masas. Son estos, los que toman un paso atrás para observar y dos hacia delante para innovar, los que triunfan y se convierten en los casos de éxito que después se estudian en el salón de clases.
Pensemos también en esta idea que tenemos de solo diseñar para el 10% de la población que puede pagar una pieza “de diseño”. Si bien esto nos traerá renombre y buenas conexiones, no podemos dejar que nuestra estabilidad económica y laboral recaiga en las carteras de unos cuantos que forman parte de ese 10%. Nuestra meta final debería ser diseñar para todos los otros, solucionar problemáticas relevantes y que en verdad necesitan que una mente creativa le eche un ojo y de paso vivir bien gracias a que encontramos un nicho de mercado que nadie más vio.
Diseñadores, abran los ojos. Tomen una pausa para bajarse del tren en el que todos estamos. Dejemos que los que más años llevan encima de este lo conduzcan con la habilidad y experiencia que ya tienen, mientras que nosotros los nuevos nos dedicamos a ver qué más hay alrededor de las vías del tren. Al final del día esto nos beneficiará a todos, nuevos y viejos diseñadores, a balancear la ley de oferta-demanda y entonces convertirnos en la verdadera potencia creativa que podemos llegar a ser si tan solo observamos.