Visitando el Museo Miho por I.M. Pei
Escondido entre las montañas de la prefectura de Shiga en Japón, el museo Miho por el arquitecto americano I.M. Pei tiene un diseño que rinde homenaje a las siluetas de los techos típicos japoneses utilizando una estructura innovadora en su techo de vidrio. Similar a otro famoso proyecto de Pei, el lobby del Louvre en Paris (las pirámides), en Miho, Pei usa geometría e ingeniería en su estructura, y vidrio, metal y piedra caliza en su construcción.
Se podría decir que el museo esta doblemente escondido ya que aparte de estar ubicado en medio del bosques y las montañas a una hora y media de la ciudad de Kyoto, su construcción esta 80% debajo de la tierra. De esta forma, el arquitecto buscó no interrumpir el paisaje y crear un sitio en armonía con sus alrededores para albergar la colección privada de Mihoko Koyama, heredera la compañía textil Toyobo. El museo abrió sus puertas en 1997 y alberga una colección de más de 2mil piezas, aunque solo se exhiben alrededor de 250 ya que no cuenta con mucho espacio en sus salas.
Independientemente de la colección y su exhibición en turno, el espacio y su diseño es suficiente razón para hacer el complicado viaje que comienza en Kyoto pero requiere de un cambio de tren y esperar a un camión en un pequeño pueblo que te lleva por más de 40 minutos entre las montañas hasta llegar al edificio que funciona como lobby del museo.
Pero el museo se encuentra del otro lado de la montaña y para llegar a el se tiene que caminar o tomar un carrito, atravesar un túnel y cruzar un puente.
El puente colgante tiene un diseño impresionante que utiliza tensores y una estructura tubular que se sostiene más de 20 metros arriba de un arroyo.
Desde afuera, el museo parece tener un tamaño de apenas una galería pequeña con forma de casa japonesa tradicional reinterpretada con materiales contemporáneos. Su entrada esta rodeada de árboles haciendola parecer aislada de cualquier otra estructura.
Al entrar al recibidor del museo comienza a cambiar la percepción del lugar. La vista también es impresionante.
Cada tubo de alrededor de 6 metros es unido por nodos creando un patrón que juega con la cuadricula de las ventanas exteriores. La estructura del techo juega un rol importante, no solo por su diseño, también por contar con persianas que hacen del espacio un juego agradable de sombras e iluminación. Dependiendo de la hora y la estación del año, la luz del museo cambia radicalmente.
El museo tiene dos alas, norte y sur, donde exhiben arte antiguo de varias partes del mundo, aunque hacen énfasis en lo relacionado con el budismo. El museo tiene varias plantas abajo del piso del recibidor, aunque solo una cuenta con salas de exhibición.
Al terminar de recorrer la exhibición solo quedó continuar apreciando la arquitectura y todos los detalles que la hacen uno de los museos más especiales de Japón. Visitar el museo Miho se siente más como “descubrir”, y descubrir algo siempre es una grata experiencia.
Más fotos de esta visita y nuestra estancia en Japón en la 4ta y última galería de la serie «Diseño y artesanía en Japón».
Más info:
www.miho.jp