El mexicano, Gilberto González, estudiante de la UNAM, ganó el Premio Braun 2012 al mejor diseño industrial a estudiantes latinoamericanos.

En los primeros años de la vida de un niño, jugar es un asunto serio, es una pasión, una necesidad y hasta una manera de aprender las habilidades para sobrevivir. Ollín, el juguete diseñado por Gilberto, es un juguete re-inventable inspirado en la evolución de las especies.

Ollin, del náhuatl movimiento perpetuo, es un juguete de construcción que consiste en una combinación de piezas rígidas y flexibles que se pueden configurar de distintas maneras dependiendo la criatura que se quiera obtener. Cada set es un árbol evolutivo, con un ancestro común, del cual derivan otros animales más complejos.

Ollin está pensado para evitar ser desechado ya que se puede reinventar, y esto lo hace bueno para la economía familiar y para el ambiente. Las piezas están hechas de vinilo, un plástico duradero, seguro y reciclable, y apto para jugar en interiores y exteriores.

Cualquier objeto puede ser un juguete, desde el diseñado con esa función, hasta el más cotidiano, todo depende de la interacción del niño con el objeto. Gilberto nos muestra un juguete, una de las primeras interacciones de un niño con el diseño industrial, con el cual se puede aprender jugando, ayudar al ambiente y de paso al bolsillo de los papás, haciendo de este un gran juguete educativo.

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