Traducciones: Pertenecer a una escena
La idea para este post la inicie mientras volaba en un avión de regreso a casa, comenzaron a surgir los sentimientos de emoción vs decepción. Me di cuenta que mi viaje en Suecia había terminado y que aún me quedaba un año más por terminar en la universidad para poder ser considerado “graduado”… estos sentimientos también tenían que ver con el hecho de regresar a lo mismo de lo que huí.
Desgraciadamente y me incluyo, nos quejamos mucho sobre lo que pasa en México, en específico en nuestras ciudades, en este caso, Guadalajara, ninguno podría mentir y negar el recurrente comentario : “En cuanto termine la carrera, me voy a mudar a CDMX” algunos otros fuera del país, y otros más fuera del continente. Nos justificamos bajo la premisa de que aquí no existe cultura de diseño, no existen oportunidades, no existen clientes, la educación es vaga, desinteresada y la lista continúa, y agregandole el recién “otorgado” título de World Design Capital 2018, me imagino muchos más querrán migrar.
Pero bien, ¿es esto cierto? O ¿es simplemente el hecho de que odiamos nuestra realidad? Trabajo sí hay, sería difícil nombrar rápidamente la cantidad de estudios que existen aquí. ¿Industria? Somos un estado atiborrado de artesanos, fábricas y empresas, las tenemos ahí en la palma de la mano, solo basta darse una vuelta y darte cuenta de todo lo que podríamos aprovechar, supongo también parte de estas quejas es el miedo a salirnos de nuestra zona de confort, definitivamente no será fácil pero es lo que nos queda por hacer.
Si bien cultura hace falta, creo firmemente que para que exista, hay que aportar en vez de abandonar, construir una escena del diseño local, comprometernos, experimentar, compartir conocimiento, generar diálogos, discusiones y críticas. Y claro, que esto no se confunda con conformismo sedentario o patriotismo local, al contrario , hace falta educar al cliente y al público en general. Si mostramos al resto del país y al resto del mundo lo que se está construyendo aquí, otra cosa será. Parte de que esta cultura no exista es por nosotros, los estudiantes, los diseñadores emergentes: somos apáticos y los pocos eventos que se organizan en pro, son mal aprovechados, un ejemplo fue DECODE 2016 en GDL, el día de la inauguración estaba exactamente las personas que esperaba que fueran…. Podría considerar a los que estaban como en su mayoría conocidos y amigos… pero ¿donde están todos los demás estudiantes? Tan solo en el TEC son aproximadamente 200-300 estudiantes de diseño, ¿Ni siquiera por “la chela gratis” se dignan a participar?
Por último hace falta involucrarse a nivel educación, un tema que todavía tiene mucho por discutirse. Emerge MX organizó un evento sobre la nueva aula del diseño en México, y yo no dejo de pensar en que parece que los diseñadores somos unos envidiosos, egoístas, no compartimos nuestro conocimiento, al contrario, lo escondemos bajo la falsa idea de que así estaremos arriba del siguiente competidor, los diseñadores “consagrados” (y esto a nivel nacional) en vez de comprometerse a mejorar la educación se van con la excusa más banal que pueden encontrar, “que están muy ocupados con su marca”. ¡Por favor! Estoy seguro que si Ronan Bouroullec forma parte de la división de maestros de la ÉCAL, tu puedes dar clases 1 o 2 veces a la semana. Simplemente se trata de interés, de tratar de devolver algo a tu escena y tu educación, de la que tanto te quejaste cuando fue tu tiempo.
Es tiempo de involucrarnos (otra vez me incluyo), si tienes un proyecto hacerlo público, si te fuiste de intercambio compartir tu conocimiento, si eres estudiante presionar a ti y a tus maestros, mostrar los proyectos de tus colegas, inscribirnos a concursos, asistir a eventos, serle fiel a los principios de diseño y no comprometerlos por unos par de pesos. Pero principalmente aprovechar lo que tenemos a nuestro alrededor y potencializarlo.