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Emerge: Frivolidad, ideología y chiripa.

Generalmente, cuando hablamos de una marca/iniciativa de diseño exitosa, escuchamos que se reconoce en nuestros círculos el hecho de que “vende mucho”. No sé cuántas veces he escuchado entre amigos diseñadores, cuando planteo una crítica hacia el sinfín de marcas “de diseño mexicano” cuyas creaciones no son más que engendros de Pinterest, se argumente “pero X diseñador(a) vende un montón” como si el vender mucho fuese sinónimo de trascendencia en diseño. Aquí se podrá pensar en IKEA o HAY o Prooff, incluso Vitra, pero jamás defendemos una crítica hacia estas marcas porque simplemente “vendan un chingo”, sino porque diseñan, realmente lo hacen. El diseño industrial en México pasa a ser visto como herramienta de consumo: “A través de las metodologías docentes imperantes, se educa al alumno para servir en ese medio que será el mundo empresarial cuyos valores se identifican con los de la sociedad de consumo y se promueve un modelo de profesión, la del diseñador industrial, entendido como una herramienta de las empresas y de la sociedad de consumo.”

Generalmente (y me incluyo) enfocamos más nuestra crítica hacia este tipo de marcas pinterescas (ve a tu tienda de diseño local más cercana y podrás encontrar ejemplos interminables), pero en un aspecto que pasa casi desapercibido, el diseño como herramienta meramente mercantil es evidente: los muebles copia de los que existen infinidad en un Expo Mueble, de los que una réplica del Eames Lounge Chair se llama “Sillón Metz” o donde una Silla Bilbao es una Silla Barcelona pero con un asiento y respaldo de pésimo gusto. O la Silla “Miro” o “Mir”, en realidad el banco alto “Miura” de Konstantin Grcic para Plank.

Esta percepción de que el éxito en el diseño radica en vender (antes que en resolver un problema o en detectar una necesidad o generar un resultado de investigación), hace que el diseño sea visto por la sociedad en conjunto como una frivolidad.

frívolo, frívola
adjetivo
1[persona] Que no concede a las cosas la importancia que merecen, no las hace con la seriedad, el sentimiento o el interés requeridos y solo piensa en el aspecto divertido o lúdico de la vida.

Frívolo porque “no concede a las cosas la importancia que merecen”. El diseño en México carece fuertemente de un soporte teórico. Y no me refiero a la academia, que de la escuela no sale y que puede llenar de papers una biblioteca entera, sino al soporte intelectual que iniciativas como la impulsada por Design Week México (CDMX WDC 2018) deberían tener. Dos visiones del mismo suceso en el mismo evento:

“La historia que cuenta la CDMX de cómo conectará a miembros de la comunidad local de diseño con eventos públicos y museos; cómo involucrará a ciudadanos en procesos de diseño participativo;  cómo afrontará la regeneración urbana y mega tendencias como el cambio climático; cómo lidiar con problemas de sustentabilidad desde contextos sociales, económicos y culturales. Esto fue impresionante para nosotros. Esperamos ver cómo la CDMX honrará el espíritu de su designación traduciéndolo a una irresistible Capital Mundial del Diseño 2018”, Prof. Mugendi M’Rithaa, Presidente ICSID:

“Nos entusiasma mucho porque aquí hay un gran talento, hay jóvenes y hay gente comprometida con el diseño, hay mucho talento en nuestras comunidades rurales, indígenas que dan muestra siempre y sorprenden con los diseños que expresan en los jóvenes que están creando, en la innovación misma de la Ciudad de México”. Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México:

Es claro que la expectativa del ICSID es una y la de Mancera es otra; el primero espera que el diseño sea herramienta de cambio social, que el diseño haga partícipe a la sociedad en este proceso de cambio gracias al nombramiento, el segundo tal vez espera un compilado impreso de esculturas enchakiradas sobre una base de chicozapote.

Vemos una perspectiva en la que se desea desarrollar diseño de impacto social, pero en el diseño social, previo al proceso o al método o al output, está el componente ideológico de quien busca generar el resultado. Si nos remitimos a Althusser, este componente ideológico se da como resultado de cómo la persona comprende la realidad, una representación y externalización de su realidad, sea “por medio de prácticas conscientes, sea de manera pasiva y mecánica, por reflejos, juicios, actitudes, etc. Estas últimas actividades constituyen la actividad ideológica, y son sostenidas por una adhesión voluntaria o involuntaria, consciente o inconsciente, a un conjunto de representaciones y creencias  sociales.” Es decir, se quiere utilizar, en este caso, al diseño como “herramienta de cambio”, pero ese cambio percibido/deseado es producto ideológico. Esta ideología intenta visualizar al diseño como un motivador de cambio social, pero en realidad no comprende el cambio social, pues busca hacer ver el valor agregado que el “diseño” puede dar a la “cultura” a través de un evento/suceso corto, único, irrepetible, según Bauman: “Los eventos están exentos de los riesgos a los que se exponen hasta las galerías y los auditorios más famosos. Tienen la ventaja de que en un mundo sintonizado con la volubilidad, la fragilidad y la transitoriedad de la memoria pública, y en presencia de martilles atracciones deseables y tentadoras que compiten por el acceso a una atención que sufre de agotamiento crónico, no necesitan apoyarse en la lealtad -dudosa bajo estas circunstancias- de los clientes fieles: los eventos, así como otros genuinos productos de consumo, tienen fecha de expiración (por regla general, de plazo muy breve). En consecuencia, sus diseñadores y operadores pueden eliminar de sus cálculos las preocupaciones a largo plazo, con lo cual reducen sus gastos; más aún, pueden generar credibilidad y prestigio gracias a la perceptible consonancia entre su carácter y el espíritu de los tiempos.”

Se piensa frívola la postulación cuando se leen en la guía del ICSID para postular una World Design Capital cosas como: “El título de Capital Mundial de Diseño está abierto a cualquier ciudad que pueda demostrar su compromiso al diseño como una herramienta poderosa para fortalecer el desarrollo económico, social, cultural y ambiental. Es otorgado a aquellas ciudades han utilizado de forma efectiva y creativa el diseño como una herramienta del progreso”, en serio, aquí el pantalla del original en inglés, está en la página 26:

Recalco: “It is given to those cities that have most effectively and creatively used design as a tool for progress”.  ¿Realmente el diseño en la Ciudad de México ha sido utilizado como herramienta del progreso? Progreso es otro término que puede definirse desde la ideología y volvemos a Althusser: “En las sociedades de clases, la ideología es una representación de lo real, pero necesariamente falseada, dado que es necesariamente orientada y tendenciosa; y es tendenciosa porque su fin no es el de dar a los hombres conocimiento objetivo del sistema social en el que viven, sino por el contrario ofrecerles una representación mistificada de este sistema social.”

“Las Ciudades deben claramente demostrar cómo su gobierno, industria, instituciones educativas, diseñadores y población están trabajando de manera individual y en conjunto para revitalizar y reinventar el ambiente urbano”.  He escuchado y leído de colegas diseñadores el hecho de que este nombramiento servirá para “discutir el papel social diseño en la CDMX”, por fin, aunque esperar a este nombramiento para poner sobre la mesa este aspecto me parece preocupante y una clara muestra de que el diseño no ha estado interesado en resolver ni problemas sociales, ni la industria de diseño (si es que existe) en mejorar las condiciones de vida de la mayoría, ni el gobierno ha estado enterado propiamente. Hay quien, desde el ámbito mismo de diseño ha comparado el nombramiento con traer una Copa del Mundo, generalmente beneficioso para la sociedad ¿no?: “Es entre mercadotecnia y negocio. Pero, al final, hay que aprovecharnos de sus beneficios. Si puedes tener los Juegos Olímpicos o la Copa del Mundo, aquí también puede ser la Capital [Mundial del Diseño]. Ya hay diseño, ya es una capital.”

Es claro que este nombramiento pone sobre la mesa (aunque tal vez sin querer, de chiripa) muchos temas relacionados con nuestra profesión y su alcance real en México, su aporte social y su impacto, la calidad de las escuelas y sus alumnos, la responsabilidad de los diseñadores. Esto lo aplaudo, aunque tal vez de manera indirecta, de chiripa.

Entrada escrita por Kassim Vera

 

  1. Jiménez Andreu, G. (2012). Anarquismo conceptual: Releyendo al diseño. I.T. Diseño Industrial. Universidad de Zaragoza.
  2. Althusser, L. . (1968). Práctica teórica y lucha ideológica. En La filosofía como arma de la Revolución.(pp.47-58). Ciudad de México.: Siglo XXI Editores.
  3. Bauman, Z. . (2013). La cultura entre el Estado y el mercado.. En La Cultura en el Mundo de la Modernidad Líquida.(85-101). Ciudad de México : Fondo de Cultura Económica.
  4. Althusser, L. . (1968). Práctica teórica y lucha ideológica. En La filosofía como arma de la Revolución.(pp.47-58). Ciudad de México.: Siglo XXI Editores.
  5. uploads.wdo.org.s3
  6. https://angulo0.com/journal/english-mexico-ciudad-diseno-mexico-city-as-world-design-capital/?lang=es
  7. chiripa
    nombre femenino
    1.En el juego de billar, suerte favorable ganada por casualidad.
    2coloquial Casualidad favorable.

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