Quien me conoce de cerca sabe que mi fuerte nunca ha sido el dibujo, las maquetas y el render. Sin jamás menospreciar estas áreas, siempre he creído y sostengo que un perfil o área como diseñador puede ir más centrado a la investigación, crítica y reflexión, sin que esto lo convierta en mal diseñador o necesariamente en un académico de tiempo completo.

¿En qué se diferencia un perfil de investigación en diseño de un perfil similar en otros campos como el derecho, las ciencias exactas, etc.? En que el diseñador con este perfil puede (debería) utilizar un acercamiento a la reflexión o al proceso de pensamiento auxiliado con diseño. Lidiar con los primeros pensamientos e ideas de cualquier índole como se aborda un proceso de diseño.

Todos los procesos de diseño tienen un problema que resolver, muy diversas formas de llegar a ellos, que conlleva: informarse, sintetizar, deducir, repetir, proponer, comunicar, probar, deducir otra vez, etc.

El pensamiento y la reflexión por sí solos, como procesos, nos llevan a darnos cuenta de problemáticas no sólo de diseño, sino sociales, políticas, económicas e incluso existenciales.

Si asumimos al diseño como una disciplina que resuelve problemas y no que embellece soluciones parciales; y al proceso de pensar y reflexionar como una habilidad para resolverlos y que puede y necesita ser perfeccionada, podríamos encontrar posibilidades infinitas para el campo de acción de un diseñador.

¿No es a caso una prueba de ello que el término Design Thinking en su sentido más básico ha encontrado campos diversos de acción: negocios, marketing, etc.? ¿Qué pasa si el diseñador, valga la redundancia, diseña este pensamiento y le da verdadero sentido? Un sentido que trascienda al “Ideate, define, prototype” o al brainstorming y los post-it.

¿Cómo ve el diseñador la investigación?

La investigación es vista normalmente por el diseñador como sinónimo de: planteamiento, justificación, objetivos, hipótesis, bibliografía, etc. La investigación no es un protocolo, mucho menos un índice. Las escuelas de diseño y los docentes deberían ser los primeros en no hacer de la investigación un término que genera una asociación directa por parte del alumno a pensar en algo como la tesis doctoral de Angela Merkel: “Influencia de la correlación espacial de la velocidad de reacción bimolecular de reacciones elementales en los medios densos”. 

Los docentes en diseño deberían influir a sus alumnos a abordar, lidiar o tratar con problemas de índole complejo, en el que se planteen preguntas a partir de una reflexión profunda sobre cualquier clase de materia, conocimiento. No partir de una necesidad funcional concreta que delimite la reflexión y acción. Partir de la introspección de la postura y pensamiento del mismo diseñador, al final, el resultado será un claro retrato del humano detrás del diseñador: sus preocupaciones, metas, visiones, posturas, miedos incluso. Un proceso de diseño experimental que genere en el estudiante una retrospección e intuición profunda que lo entrene para, en un futuro, lidiar con problemas complejos más allá del objeto per se. Las universidades como encargadas de hacerle ver al estudiante que su actividad puede ir más allá de Cliente-Diseño-Entrega-Pago, que puede infuir en diversas esféras del entorno social y cultural, incluso en el contexto intrapersonal.

Se me viene a la mente el Helsinki Design Lab o la manera en que el partido político danés Alternativet lidia con los problemas sociales bajo procesos inclusivos muy acercados a lo que conocemos como un proceso de diseño. Incluso, podemos ejemplificar cómo el diseño puede dirigir un proceso de pensamiento especulativo con el proyecto “Cosmic Colliery” de Hefin Jones.

 

 

Me gusta imaginar a las Universidades que imparten diseño en sus diversas variantes (en especial a las públicas más grandes) como think tanks enormes que lidian con proyectos de importancia público-social de grandes dimensiones: desde una estación de tren (con todo lo que implica: señalética, mobiliario, interacción, arquitectura, urbanismo, lo que se nos ocurra) hasta, no sé, una mejor interfaz de interacción para el SAT que mejore la calidad de información y la comprensión del usuario (vaya, no es tonto decir que más de 40 opciones en un menú de inicio puede ser una de las causas de una pobre recaudación fiscal). Escenarios interminables en donde una investigación sustanciosa de diseño podría ser crucial para el desempeño del sistema final.

Las tesis en diseño deberían ser estudios que partan de una postura, pensamiento, intuición y la misma curiosidad del diseñador, donde el docente es el encargado de nutrir esa visión, de dar más información para sintetizar. No es extraño encontrar temas de tesis que van enfocados solamente a problemas como la obesidad infantil que se resuelven con mobiliario para ejercitarse a la hora del recreo, por ejemplo. Plantear el problema desde una perspectiva más profunda, bajo una investigación experimental, más libre, en la que el diseñador funcione como pensador primeramente.

“What I’m asking of you is what I have always asked of myself: to be endlessly curious about everything, to search for facts when you need them, but more important, to search for ideas and meaning. Read a book, look at a building or a landscape, drink it all in – make it your own”

Susan. S. Szenasy

 

Kassim Vera