Foodlosofía: ¿Cómo entendemos el futuro de los alimentos?
La industria de la alimentación ha tenido un crecimiento exponencial tanto en producción como en investigación y desarrollo dentro y fuera del país. El interés del mercado y de la misma industria por generar innovación a través de una de las actividades vitales del ser humano ha creado atmósferas que están intentando impulsar la creatividad dentro de esta área.
Con este escenario como plataforma, el pasado mes de Octubre, se llevó a cabo el taller de Food Design a cargo de la empresa Foodlosofía y como parte del programa de semana i que organiza el Tec de Monterrey, en esta ocasión liderado por Valeria Loera profesora de Diseño Industrial. Como parte de los organizadores también participaron Bears in the Kitchen y Término Medio, empresas creadas por dos diseñadores industriales.
El objetivo principal del taller fue cuestionar a profundidad la forma como se entiende el futuro de los alimentos. A través de 10 problemáticas definidas previamente con base a un estudio de tendencias generado por Foodlosofía, equipos de estudiantes analizaron y desarrollaron propuestas.Algunas de las temáticas más relevantes durante estos 5 días estaban relacionadas con la alimentación para trabajadores nocturnos, alimentación para niños, la relación entre la comida y el estrés y los desperdicios alimentarios.
Los equipos, conformados por diversas disciplinas desde médicos cirujanos hasta físicos industriales, generaron una articulación interesante alrededor de las diferentes problemáticas planteadas. Las perspectivas aportaron una diversidad de análisis que, vinculadas por el diseño, lograron generar propuestas integrales. En el transcurso del taller se percibió la evolución de los equipos a partir del uso de metodologías de Design Thinking y de su adaptación a los diferentes perfiles y disciplinas.
El proceso se centró en el análisis del usuario poniendo a prueba su capacidad de observación en el mundo real a través de entrevistas, fotografías, observación y encuestas. A partir de este exhaustivo trabajo de campo, los estudiantes se empezaron a dar cuenta del valor antropológico del diseño al entender las verdaderas necesidades y motivaciones (muchas veces inconscientes) de los consumidores. Los insights encontrados fueron de gran interés ya que ayudaron a re-orientar sus propuestas hacia un producto centrado en el humano y no en los requerimientos de la industria.
Sin duda, una de las partes más divertidas y productivas del taller, fue el prototipado de alimentos que incluyó materiales comestibles y no comestibles con el objetivo de tratar el alimento como un objeto tradicional que tiene forma, textura, tamaño, ergonomía y formas de uso lo cual permitió una evolución importante de las ideas a través de diferentes iteraciones, pruebas y múltiples cambios. Para moldear formas orgánicas se usaron mezclas de harina y agua, como pegamento miel, para dar texturas una mezcla de nueces, avena, semillas y frutos secos y finalmente para dar color se utilizaron pigmentos comestibles en polvo y en aceite.
Después de varios días de trabajo, cambios y prototipos, los equipos empezaron a mostrar resultados inesperados. Los hallazgos más relevantes que se tuvieron en el proceso de investigación estuvieron relacionados con el tema de comida para trabajadores nocturnos. Al encontrar y entender la manera en que el mercado meta tomaba sus decisiones, el equipo se dio cuenta que sus rutinas no eran familiares para ninguno de los integrantes, lo cual demandó una mayor profundidad en el análisis de los comportamientos observados.
Unos de los insights más importantes fueron la falta de tiempo y la portabilidad de los alimentos, pues muchas veces estos trabajos incluyen turnos continuos, movilidad constante, o la imposibilidad de separarse del puesto de trabajo. A partir de este contexto, conceptos basados en el tiempo, más que en la selección por contenido, fueron planteados de una manera muy empática e interesante. El equipo desarrolló una línea de snacks diseñados en función al tiempo disponible para comer teniendo en cuenta la calidad y las propiedades de los ingredientes, así como también la ergonomía y la forma de comer en determinadas actividades y espacios restringidos.
Un segundo concepto presentado, se basó en la alimentación infantil. El equipo identificó los diferentes actores involucrados en la alimentación de los niños: padres, escuelas y los mismos niños quienes toman la decisión final de sus alimentos. Asimismo, estudiaron los múltiples factores que influyen en esta relación como la publicidad, la asociación de alimentos con caricaturas, las políticas regulatorias sobre los niveles de azúcar y la exposición a anuncios de productos altos en calorías vacías.
Basados en este escenario, el equipo creó un producto modular que ayuda a los padres a controlar las porciones e incluir todos los grupos alimentarios necesarios en la nutrición infantil. A pesar de ser un producto mayormente destinado a los padres, involucró también a los niños quienes podrían intercambiar los módulos de su lonchera y ser parte de la preparación de su propia comida. Esto responde a uno de los insights obtenidos sobre la importancia de la autonomía de los niños en el gusto, al no sentir una imposición y una obligación por comer alimentos no conocidos y no escogidos por él.
Al igual que estos dos grupos, el final del taller tuvo resultados muy creativos y estructurados que tuvieron aproximaciones no sólo de nutrición, sino también de modelos de negocio sostenibles y coherentes con las necesidades físicas y emocionales de sus usuarios. Esta semana fue una nueva forma de mostrar cómo el diseño funciona como un vínculo de comunicación para unir diferentes disciplinas con múltiples aproximaciones y prioridades bajo una misma solución y un mismo propósito. Es así, cómo a través del diseño y sus metodologías podremos adaptar nuestros comportamientos actuales a un escenario futuro que tendrá sin duda, muchos cambios económicos, ambientales y sociales que modificarán nuestro estilo de vida y la forma como consumimos.
Artículo escrito por Nataly Restrepo y Valeria Loera
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