Los Que Hacen: Dialectos Visuales
“Los Que Hacen – Cultura Visual en México”, es una iniciativa por André Mooij para publicar nuevos talentos estudiantiles, tener conversaciones con personas influyentes y abrir temas de debate en relación a las artes gráficas, principalmente en México y América Latina.
Paralelismos entre lingüística y lenguaje visual.
¿Alguna vez has sentido la necesidad de cambiar el uso de tus palabras según tu contexto? Es muy probable que lo hayas hecho, consciente de ello o no. La realidad es que a todos nos sucede; si por ejemplo lo analizamos en un día laboral cualquiera, hablas con colegas o clientes, seleccionas cierto tipo de palabras con la intención de adaptarte a un estándar formal y así situarte a un nivel equitativo con la persona con quien te comunicas, porque en vez de preguntar: «¿Qué onda wey cómo andas?» a alguien que no conoces, vas a preguntar: “Hola que tal, ¿cómo se encuentra?”.
Sociolingüistas se refieren a este uso de lenguaje como tener un dialecto de prestigio, también conocido como —prestigio abierto— ó como ‘debes’ de hablar según el estándar general. Siguiendo la narrativa del día común, al terminar nuestra jornada laboral tendemos a quebrar un poco nuestras palabras, adaptándonos a otro uso de lenguaje, y así como nos quitamos nuestra ropa formal, nos quitamos nuestro dialecto formal para así hacer transición al —prestigio encubierto— ó como ‘realmente’ hablas según tu contexto personal. Tomando esto en cuenta, la actividad de adaptarte a uno u otro se le conoce como —apropiación de prestigio—.
Si observamos ciertos fenómenos de lenguaje en nuestro contexto nacional, podemos ver esta actividad aparecerse en nuestra vida cotidiana; por ejemplo, si nos situamos en donde estoy escribiendo este texto —Monterrey— el dialecto con prestigio es el del ‘espanglish’ en donde enfatizamos emoción al apropiarnos de palabras en inglés, lo usamos cotidianamente y en un 90%+ de los casos, equivocadamente. No sonamos como los estadounidenses, pero la “r” lo suprimimos al hablar inglés y no dejamos que nuestra lengua toque el techo de nuestra boca al sonarlo, opuesto a cuando lo usamos en el español y dejamos que suene como una ráfaga de erres. Por esta misma apropiación de prestigio, hemos logrado crear increíbles mutaciones y evoluciones en nuestro lenguaje y así podemos entender por qué en Yucatán hay un mestizaje entre el lenguaje maya y el español; o por qué ciertos círculos sociales de Puebla quieren sonar como españoles. Estas ramificaciones de lenguaje son el resultado de una apropiación tras otra y la razón detrás de los acentos y dialectos que existen en el país.
Hace tiempo empecé a profundizar en el valor detrás de mi disciplina, ‘bombardeado’ por imágenes constantemente; ya no entendía qué era tendencia y qué no, qué era ‘cool’ y qué no. Hay tantas tendencias interesantes que cada vez son más efímeras y que solo componen una cultura visual internacional que está constantemente en flujo y evolución. ¿Ya nada es ‘cool’ porque todo es ‘cool’ no?, o mas bien, ¿ser ‘cool’ ya no es ‘cool’?
¿A dónde le apunto?
Supongo que lo que buscaba era originalidad. ¿Cómo hago algo original en un mundo donde todo y nada es original? Suena paradójico, porque lo es.
Si hacemos referencia a mi texto de Romérica, específicamente a Bob Gill y su teoría sobre lo que es el ‘buen diseño’ vemos que para él, lo más interesante es una opinión. Tú como diseñador gráfico y un ser adulto —en teoría— tienes ideología, filosofía, valores, autonomía, etc; entonces ¿por qué seguir lo que dice la cultura? —refiriéndose claro, a la cultura popular visual conformada por todo, desde la televisión, revistas, periódicos hasta la moda y productos cotidianos—. ¿Por qué dejarte influir por lo que tus colegas hacen? Es una premisa interesante pero que seguimos ignorando hasta el día de hoy, no por nada tienes una carpeta llena de ‘bookmarks’ de Tumblrs en tu navegador o ‘secret boards’ en Pinterest o te la pasas viendo tu RSS feed por 3 a 4 horas al día.
Cuando piensas en cómo te dejas influir por todo lo que consumes, te cuestionas tu misma autenticidad; a mi me pasó y estoy en un estado perpetuo de reflexión.
Pero entonces, ¿qué hacer? -«Déjate de pendejadas André, así sucede todo en nuestra industria, ya nada es original». Sí, supongo que esa es una posición cómoda, pero yo personalmente no puedo apreciar al 100% mi trabajo teniendo esa canica rebotando en mi cabeza constantemente.
Entiendo que todo esto suena un poco desalentador, pero les prometo que encontré algo interesante.
Cuando me cuestiono este tipo de cosas, generalmente me clavo en mis libros y archivo de cosas que colecciono, en esta ocasión me encontré una pieza gráfica hecha por mis amigos Gaby, Paco,Piojos y Ricky; esta pieza es una de una serie de folletos que produjeron previo a un evento que también organizaron que se llamó Mitosis 010, un encuentro del ‘gremio’ (palabra que ahora odio) de diseño gráfico local que su misión era el encontrar la identidad visual de Monterrey. No la voy a hacer de larga, pero la conclusión fue que no hay una identidad local, mínimo no en su escena gráfica. Recordando esto, no pude dejar de pensar en lo inquietante que me parece esta conclusión, no porque estoy aferrado a encontrar la identidad visual de la ciudad, sino porque solo en lugares como aquí nos podemos cuestionar esto, porque somos una ciudad sin una identidad notoria cuando nos comparas con las grandes ciudades de la república.
O mínimo eso pensaba.
Pensando e indagando en lo que sí nos hace únicos y que de alguna manera conforman nuestra identidad local, caí en clichés —claro que empecé a pensar en la carne asada, en la cerveza local, en los cerros, en el tráfico y en el ‘espanglish’, siempre que viene alguien de fuera, se burla de nuestro ‘espanglish’; es cierto, algo que nos hace únicos a nosotros a nivel nacional, es nuestro hablar. ¿Será esto lo único a lo que nos podemos aferrar? Pos al parecer sí.
Tratando de encontrarle un sentido a esta búsqueda sin una meta definida, empecé a leer e investigar sobre los estilos visuales que predominan en México, una búsqueda inútil porque hoy en día predominan todos los estilos en el diseño gráfico; aunque si te sitúas en cierta ciudad, puedes encontrar que un estilo domina el ecosistema visual local. ¿Un poco como un dialecto? — Éste fue mi primer hallazgo.
Una buena forma de medir el dialecto tipográfico de una ciudad —como ejemplo— es el observar la gráfica de su transporte público. Aquí hay 77 formas de ilustrar la letra M, todos símbolos de metro, en diferentes ciudades del mundo, incluyendo Monterrey y Ciudad de México (Fuente: CityLab)
Una vez mas, situémonos en Monterrey y hagamos una comparación con la Ciudad de México por poner un ejemplo. Hay una clara diferenciación entre acento y dialecto en las dos ciudades —claro, hay chilangos en Monterrey y hay regios en la capital— como sea, sin importar la diversidad de la comunidad, hay un dialecto y acento que siempre predomina en una región. Lo interesante aquí es empatarlo con el lenguaje visual. Definamos al lenguaje visual como todo desde los antiguos rótulos a los señalamientos de calle, a los panorámicos y empaques de productos, hasta los flyers, periódicos y revistas locales, entre muchas otras cosas.
Si usamos los términos que se usan en sociolingüística hay un claro prestigio abierto en cada ciudad, en el caso del lenguaje visual de Monterrey, el dialecto de prestigio es el modernismo con raíces en Europa y Estados Unidos; esta escuela de pensamiento; y por consecuencia, el estilo visual fue importado por diseñadores extranjeros y es el que sin duda predomina en esta ciudad gracias al uso constante de la mayoría de las empresas de diseño locales. Se podría decir que el estilo visual del modernismo es como en teoría ‘se debe’ de hablar visualmente en Monterrey; cada quien tendrá sus acentos en forma y tipografía pero el dialecto es claro. Una vez entendiendo esto, es más fácil saber cómo adaptar tu dialecto según cada contexto y pensar en una metodología que se sale de coleccionar imágenes en tu herramienta de preferencia y solo hacer ‘remixes’ de lo que ya todos usan como influencia.
Suponiendo que tú como persona tienes un prestigio encubierto,—vaya— hablas de cierta forma con algunas personas y de otra con otras personas, creo que es similar al momento de hablar visualmente; digamos que en el trabajo o con ciertos clientes, sigues un dialecto visual de prestigio abierto ó el estándar regional, pero al hacer un proyecto más personal, haces uso de otro dialecto visual, pero de prestigio encubierto en donde exponemos más nuestra forma auténtica de hablar. ¿Qué pasaría si nos apropiamos de distintos prestigios y dialectos visuales y experimentamos entre ellos para lograr resultados mas interesantes?
Todo esto de alguna manera es solo una propuesta para hacer uso de otros esqueletos y estructuras para usar forma y tipografía como herramientas de exploración en lenguaje, edición y dialectos visuales.
En este momento estoy llevando a cabo un curso en dónde estamos empleando esta metodología en el proyecto del grupo, espero presentar resultados interesantes en un par de semanas.
Este post fue publicado por primera vez el 4 de Marzo del 2016 en el blog “Los que Hacen“