Clásicos: banquito Butterfly por Sori Yanagi
Los años de la posguerra en Japón estuvieron marcados por un gran impulso del desarrollo de productos, entre ellos mobiliario y accesorios eléctricos, buscando producirlos en masa y llevarlos al país completo en muy poco tiempo.
En 1951, cuando terminó la ocupación de Japón (por la Guerra de Corea), se dio un gran impulso económico que ayudó a que se fundaran muchas compañías como JIDA (la Asociación de Diseño Industrial de Japón) liderada por Sori Yanagi. JIDA se fundó con la idea que los diseñadores de la compañía fueran parte esencial de la toma de decisiones de la empresa.
Además de haber fundado JIDA, Sori Yanagi también abrió su propio estudio, en el cual diseñó productos que tomaron gran relevancia en los siguientes años, como es el caso del banquito Butterfly, que se ha convertido en un diseño clásico.
El banquito Butterfly nace después que Charlotte Perriand fue a Japón, y Yanagi la acompañó en su viaje, en el cual aprendió del modernismo clásico europeo y una tipología muy poco usada en la cultura japonesa: los asientos, objetos que no son necesarios en las casas japonesas tradicionales, ya que se acostumbra a sentarse sobre tapetes en el suelo.
El banquito Butterfly combina la técnica de madera domada desarrollada por Charles y Ray Eames, dándole una sutil curva a cada módulo que comprende su forma. La construcción de este banquito se puede decir que es muy inteligente por su uso de dos formas idénticas que se ensamblan con un par de tornillos y una varilla de latón.
La mezcla de culturas se marca mucho en la forma del banquito, en el cual, dependiendo de la perspectiva con que se vea, hace alusión a las alas de una mariposa o al techo de los santuarios sintoístas asiáticos.
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