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Caminos: Bienvenido al Diseño

Son las 2:45 am y escucho cursilerías en Spotify, no le digan a mi mamá que sigo despierto a esta hora entre semana porque se preocupa mucho cuando ve mis ojeras. Mis roomies ya se durmieron, los tres entramos a trabajar a las 9:00 de la mañana. Tengo una entrega para un cliente el viernes, debo llevar avance de la investigación para mi proyecto de fin de carrera mañana y tengo otras tareas. La verdad también estoy blogueando, tomando algunas notas y acomodando música.

En este espacio compartiré algunas intimidades, momentos y perspectivas de un estudiante de Diseño Industrial, foráneo en Monterrey, México. No puedo pasar por alto algunos momentos clave, debo contextualizarlos para que podamos llevar esta bitácora en orden. Tomemos esto como una introducción. Yo soy Pedro, hoy tengo veinticuatro años, nací en Irapuato, Guanajuato, en el centro de México y me falta poco más de un año para graduarme de la Licenciatura en Diseño Industrial. Vaya camino, y parece pronto para hablar sobre lo duro y apasionante que es vivir el Diseño.

Tenía entre doce y catorce años cuando por primera vez pensé en estudiar algo relacionado con Arquitectura y Diseño, era de esperarse que mi decisión cambiara varias veces conforme pasaba el tiempo. Cuando debía decidir, sólo pensaba en estudiar algo que me asegurara viajar mucho, coleccionar carros y “salir a rumbear sin pensar en la cuenta”. Terminando la preparatoria viajé a Chicago en busca de un descubrimiento personal durante casi cinco meses, en 2009, en plena recesión. Estuvo duro, no logré lo que esperaba, pero lo que encontré ha valido la pena hasta el día de hoy. Ahí, creo, fue que acepté lo que siempre supe. A pesar de esto, volví para estudiar Economía. Un día de fiesta, uno de mis mejores amigos me dijo: “¡Ya estudia Diseño! ¿para qué te haces? Tus libretas eran las únicas con colorcitos”. Y no, no escribía con verde y fucsia, sólo jerarquizaba los contenidos con rojo, azul y negro, entre algunos otros detalles para poder entender cuando lo leyera. Al parecer hábitos como ese definirían lo que debía estudiar.

Decidí estudiar Diseño Industrial con la principal intención de diseñar carros, siempre he sido apasionado de casi todo lo que tenga que ver con la “cultura del motor”. La mamá de una amiga me llamó “ordinario” por ser esa mi razón principal. Pero por muchas razones, la visión de mi futuro había cambiado, ahora sólo quería ser feliz, hacer lo que me gusta. Recuerdo que mis primeras semanas en la carrera me hacían sentir como en un curso de verano en la Casa de la Cultura, lo pasábamos dibujando bolitas y rayas largas, en ese tiempo me obligaron a llamarlos círculos y líneas, debíamos empezar a expresarnos como diseñadores, a creérnosla. Por alguna razón, los primeros semestres me sirvieron para ponerle nombre a cosas que ya había experimentado o hecho antes y claro, para hacer grandes amigos.

A partir de esas semanas, las preguntas no han parado y no han sido sólo preguntas de introspección. La ex novia de un muy buen amigo diseñador y músico estudia medicina, cuando la conocí nos preguntó: “¿Y ustedes cómo piensan mantener a su familia?”. Quiero aclarar que no terminaron por eso. Ahora podría responderle muy bien.

A mis diecinueve años empezaba formalmente mi incursión al mundo del Diseño. Un mundo que se percibe erróneamente como generador de lujos y belleza, como un medio lleno de ego y orgullo, miembros deseosos de ser publicados en los medios especializados y no especializados. Una competencia salvaje por hacer las cosas antes que los demás y por ser el máximo representante de la innovación y el buen gusto en cualquier aspecto. Mucho drama.

Era frustrante leer y escuchar en todos lados la pregunta ¿Qué es Diseño? y siempre obtener respuestas diferentes, y no creo que vaya a encontrar la respuesta universal. Diseño debe ser algo así como un proceso que organiza el caos y lo dirige. Diseño es comunicar. Diseño es una forma de pensar. ¡Aaaaahhhggg! ¡¿Entonces cualquiera puede ser Diseñador?! No estoy muy seguro de eso. Quienes se dedican a esto son emprendedores a distintas escalas, identificadores de oportunidades y generadores de emociones. Un diseñador es el vínculo indispensable entre lo humano y lo industrial, no solamente el dibujante.

Como estudiantes nos vemos forzados a generar objetos, porque el maestro o la materia lo piden para comprobar si adquirimos las habilidades necesarias para materializar ideas. Pero el pensamiento aplicado durante el proceso que generó este objeto también puede ser aplicado para solucionar problemas de otros tipos y dimensiones.

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Cuando empezamos a estudiar esto no todos tenemos una idea clara de para qué sirve y cómo debe ser nuestro desempeño, ¿qué tanta libertad tenemos para diseñar? Yo soy de la idea que mientras seamos estudiantes y lo único que esté en riesgo sea nuestra calificación, nos atrevamos a hacer cosas nuevas para nosotros, experimentar con procesos y materiales con los que no estemos familiarizados o sobre los que tengamos dudas. Siempre bien justificado en razón de ser, forma y función.

Para quienes van empezando, quiero decirles que les esperan muchas desveladas, disfrútenlas con un té y música. Deberán realizar incontables proyectos en equipo, escuchen y discutan. Tendrán que entregar cuatro proyectos en un día, háganlos con tiempo. Pensarán que deben gastar mucho dinero para entregar algo de calidad, inviertan más en creatividad para explotar lo que tienen a su alcance. Eventualmente comenzarán a trabajar, sean pacientes y humildes, aprendan de quienes ya llevan camino recorrido y no dejen de aportar. Siempre pregunten, siempre, aunque el genio del salón o la oficina se ría de ustedes. Hagan ejercicio, coman bien y no olviden que somos seres sociales.